martes, 26 de junio de 2012

Jan Jonston, 1657

Jan Jonston
(de Wikimedia)
Jan Jonston nació en la República de las dos Naciones (Mancomunidad de Polonia Lituania, el estado europeo más extenso de su época) de padres escoceses. Después de estudiar en varios centros polacos, al ser calvinista no se le permitió estudiar en la prestigiosa universidad Jaguellónica, en la católica Cracovia, sino que marchó a Escocia a estudiar en la algo menos añeja universidad de Saint Andrews. Continuó formandose en varias universidades del Sacro Imperio Romano Germánico (hoy en Alemania y Holanda) para finalizar con estudios de botánica y medicina en Cambridge.
La publicación de la Historiae naturalis de avibus libri VI cum aeneis figuris tuvo lugar en 1657 en Amsterdam, con ilustraciones de Matthäus Merian, el Viejo que son copia de otras anteriores. En realidad Merian había muerto en 1650, tras una larga enfermedad, por lo que las planchas debieron estar listas mucho antes. En esta obra se recoge toda la confusión acumulada hasta entonces acerca de los ibis eremitas.

De nuevo una biblioteca virtual, esta de las universidades de Estrasburgo, nos permite consultar el texto completo.
En este detalle de la lámina 47 ( la lámina completa la habíamos publicado anteriormente) podemos ver, de nuevo, las imágenes tomadas de Gesner y de Aldrovandi. Podemos ver que ambas figuras miran hacia la izquierda, por lo que están copiadas de sus respectivos originales (recordemos que Aldrovandi ya había incluido una copia del ave de Gesner). En la descripción se confirma la confusión. El ave de Aldrovandi se describe como un cormorán, y no parecen importar que no tenga los pies palmeados para que se le incluya entre los palmípedos. Sin embargo sí que hay comentarios en contra de incluir al ave de Gesner entre los palmípedos, pero ahí se quedó.

En la misma biblioteca virtual de Estrasburgo aparece una obra denominada Recueil de Différens Oyseaux, Reptiles et Insectes que no es sino una colección de láminas realizadas por Merian de la obra de Jonston, como indica la nota manuscrita en una de las primeras páginas.
A las láminas originales se les ha añadido un pequeño texto en francés, probablemente procedente de la edición francesa del Historiae naturalis. Una observación atenta parece indicar que las planchas han sido grabadas por segunda vez o tal vez retocadas, ya que hay mínimas diferencias en el plumaje, por ejemplo.


Quienquiera que preparara las planchas añadió, entre ambas representaciones del ibis eremita, el nombre de Corbeau Hupe (en francés actual sería corbeau huppe, cuervo abubilla). Esta nota supone un reconocimiento de la semejanza de ambas especies y se diría que intenta reconciliarlas. No hemos encontrado rastro de la fecha de reedición de estas planchas.

Si embargo, un siglo más tarde, un curioso personaje llamado François-Alexandre Aubert de La Chesnaye des Bois que se dedicó a recopilar un gran número de información de muy diversos campos y editarla en diccionarios. Su Dictionnaire raisonné universel des animaux, ou le règne animal, consistant en quadrupèdes, cétacés, oiseaux, reptiles, poissons, insectes, vers, etc. de 1759 (que incorpora los últimos sistemas publicados por autores contemporáneos como Linneo) incluye al corbeau de bois, cuervo de bosque, y cita textualmente a autores anteriores. Su corbeau hupé (es decir, cuervo encopetado) ya no es el mismo que aparece en el Recueil. No aparecen ilustraciones, pero la descripción que hace del animal es inconfundible. Menciona la confusión de algunos entre esta especie y el Phalacrocorax de los antiguos. La separación entre la especie y su nombre parece ya definitiva.

domingo, 24 de junio de 2012

Conrad Gesner, 1555

Conrad Gesner
(de Wikimedia)
Conrad Gesner o Geßner fue un naturalista suizo de gran trascendencia en su época, considerado el padre de la zoología moderna por su obra Historiae animalium de más de 4.500 páginas en cinco volúmenes. Los cuatro primeros, dedicados a los mamíferos (Quadrupedes vivipares), cuadrúpedos ovíparos (Quadrupedes ovipares), aves  (Avium natura)  y  animales acuáticos (Piscium & aquatilium animantium natura) fueron publicados entre 1551 y 1558 y un quinto, dedicado a las serpientes y escorpiones, que se publicó a título póstumo. Los cuatro primeros volúmenes se reeditaron en alemán en 1563 con el título de Thierbuch. Se trata de uno de los primeros tratados de historia natural que incluye abundantes ilustraciones a color de animales en su entorno y el primero que incluye ilustraciones de fósiles.
Gesner estudió en un buen número de ciudades europeas: Estrasburgo, Basilea, Montpelier o Bourges, además de en Zurich. Es el primer autor que describe clara e inequívocamente al ibis eremita. 



El grabado de Gesner representa a un joven de ibis eremita de forma bastante realista.En la parte superior podemos ver la imagen en la edición latina y abajo en la edición alemana.


 La imagen fue copiada con posterioridad por Aldrovandi en su publicación de 1603 y  por John Jonston en la suya de 1657.
Conrad Gesner murió de peste a los 49 años en una de las epidemias recurrentes que siguieron a la gran pandemia conocida como la peste negra.

Para los interesados en la obra de Gesner, se encuentra escaneada en internet. El tercer tomo, Avium natura, se encuentra aquí.




Pierre Belon, 1555

Pierre Belon
(de Wikimedia)
Pierre Belon, no era un naturalista al uso en su época. Es el protagonista de uno de los primeros viajes científicos de la historia, por el Este del Mediterráneo y Oriente Próximo, incluyendo Grecia, Turquía, Arabia, Egipto, ... a lo largo de tres años, entre 1546 y 1549.
Murió de forma violenta en circunstancias no aclaradas, asesinado en el Bois de Boulogne cuando regresaba al Chateau de Madrid, donde se alojaba.
Considerado precursor de la anatomía comparada realizó un gran trabajo con L'Histoire de la nature des oyseaux que se encuentra disponible en línea. Sin embargo, su obra se vio eclipsada en comparación con la más completa Historia animalium de Conrad Gesner.

En el capítulo dedicado al cormorán, Belon describe muy bien sus hábitos, sin duda habiéndolo observado en la naturaleza. Habla claramente de que es una de las escasas especies que, siendo palmípeda, se agarra a las ramas. Sin embargo, la ilustración, supuestamente tomada del natural, muestra un ave bien distinta.


La postura erecta es totalmente impropia de los cormoranes y se trata claramente de un ave fisípeda, sin membrana interdigital. El perfil general muestra un ave más compacta, pero muy semejante al ibis eremita, salvo por el característico penacho de plumas.
Parece que venía existiendo una cierta confusión entre el el ibis eremita y el cormorán, que se ha plasmado en el nombre genérico de este último. Para remediar la indecisión, Belon sentencia: Phalacrocorax & Coroni thalassios en Grec, Corvus aquaticus en Latin, Cormarant en Francoys. O sea, que el cuervo calvo (phalacrocorax) y la corneja marina (coroni thalassios) pasan a ser sinónimos. Otros autores, el primero de ellos Gesner, pero también Aldrovandi, intentarán profundizar en las diferencias, pero la semilla de la confusión ya estaba plantada.
Sin embargo, Aldrovandi intenta remediar la incongruencia entre el texto y el dibujo de Belon y "retoca" la figura, dándole a las patas una flexión más propia de las representaciones de ciertas aves acuáticas y las membranas interdigitales que le faltan al original.
Si vemos la imagen invertida (recordemos que las planchas se copiaban directamente de un trabajo ya impreso y que luego quedan al revés al imprimirlas, para ver la original pincha aquí) podemos ver que la cabeza se superpone casi perfectamente en las dos figuras y que el cuerpo presenta una ligera rotación para acomodarlo a sus nuevas patas, pero que básicamente guarda las mismas proporciones.

Lo cual resuelve una duda: ¿qué ave es el Phalacrocorax bellonii? una quimera, un animal recompuesto a partir de partes de otros. Pero, ¿qué animal representa el grabado original de Belon? Como decíamos recuerda bastante al ibis eremita, pero la ausencia de las plumas de la nuca es frustrante y la descripción  que ofrece el texto es totalmente diferente. Posiblemente sí que reproduzca un ibis eremita y que el artista eliminara las plumas por considerarlas demasiado estrafalarias.

Ulisse Aldrovandi, 1603

Gregorio XIII fue un papa muy activo políticamente; además de estar detrás de las conjuras religiosas de su época, incluido el genocidio de hugonotes en Francia en la noche de San Bartolomé (24 de agosto de 1572), tampoco fue ajeno a las grandes guerras del momento, incitando a los reinos y repúblicas católicos contra el imperio turco y el reino de Inglaterra. Será recordado por ordenar la adopción del calendario que lleva su nombre, con la finalidad de evitar que la Navidad acabara cayendo en verano.

Ulisse Aldrovandi
(de Wikimedia)
Además, resultó ser paisano y hermano de la madre de Ulisse Aldrovandi, lo que permitió que este fuera restituido de los cargos de los que se le había privado por disputas académicas y editara sus obras, realizadas en su mayor parte en la Universidad de su Bolonia natal. Inmerso en el turbulento mundo político-religioso, no es extraño que pasara también varios meses encarcelado por herejía. Sus viajes no fueron numerosos, destacando su peregrinación a Santiago de Compostela además de varios viajes por Italia. Murió a la avanzada edad de 82 años en Bolonia.

Entre sus obras, destaca su Ornithologiae, editada en varios tomos y que podemos consultar esta magnífica obra en línea en la biblioteca virtual de la Universidad de Bolonia. El tercer tomo (1603) dedicado a las aves palmípedas incluye, en el capítulo LVI, a los Phalacrocorace, o cuervos acuáticos de Plinio. En el texto introductorio menciona, en varios idiomas, a especies dispares, pero considera claramente al grupo como acuático. Sin embargo, el capítulo anterior, dedicado al cormorán, Corvo aquatico, aclara como éste difiere del grupo siguiente. El folio 268 nos muestra la muy conocida y precisa imagen del Phalacrocorax ex Illyrio missus, es decir "cuervo calvo procedente de Iliria". La imagen muestra a un adulto de ibis eremita con un detalle notable.


El capítulo siguente, en la página 270, nos depara una sorpresa, ya que Aldrovandi toma la imagen de Gesner (1555) de su Corvus sylvaticus, como si se tratara de una especie diferente. La impresión es especular respecto a la original, lo que es habitual cuando se copia una plancha de impresión a partir de una imagen impresa. La imagen de Gesner corresponde a un animal joven, con la cara emplumada, lo cual podría estar en el origen de la confusión.


Evidentemente la inclusión de las dos versiones del ibis eremita en un tomo dedicado a las palmípedas no deja de ser extraño.
Teniendo en cuenta que las posibilidades de verificación en aquella época eran más limitadas que en la actualidad, los autores se copiaban mutuamente, y con frecuencia intentaban discernir de qué especies trataban sus antecesores. Aldrovandi, que lógicamente recopilaría una buena parte de la información a partir de otros autores, cita también en el texto a Bellonius, que no es sino Pierre Belon. Este naturalista francés publicó, también en 1555, L'Histoire de la nature des oyseaux considerado uno de los primeros trabajos de anatomía comparada. La referencia a este autor es porque Aldrovandi incluye en el capítulo LVI a un segundo Phalacrocorax Bellonii, que en este caso es palmípedo y no fisípedo. La ilustración es un tanto confusa.


¿De qué especie se trata? Muchas de las ilustraciones que aparecen en el tomo son difíciles de atribuir a una especie concreta y esta es una de ellas. Ya hemos comentado que el capítulo anterior trataba del cormorán y además iba acompañado de una imagen indiscutible de esta especie. Serretas se encuentran también bien ilustradas en otros capítulos. ¿Qué es Phalacrocorax Bellonii?




miércoles, 20 de junio de 2012

San Galo, 1562

San Galo en 1548, época de realización del manuscrito
(de Wikimedia)
La colección de códices digitalizados de la biblioteca de la abadía de San Galo (Sankt Gallen), en Suiza, una de las más antiguas y mejor nutridas bibliotecas del mundo, nos ofrece una obra singular de gran interés para conocer la distribución histórica del ibis eremita.

La historia de la abadía ya es de por sí curiosa, dado que se mantuvo católica durante cerca de tres siglos, a pesar de que la ciudad había abrazado la reforma protestante. La fortificación de la abadía mantuvo las imágenes a salvo de las incursiones de los iconoclastas.

A mediados del siglo XVI el príncipe-obispo Diethelm Blarer encargó al italiano Manfredo Barbarini Lupo, de Correggio, una serie de piezas corales a cuatro voces para las diferentes festividades religiosas del año. En 1562 la obra estaba terminada con textos del padre Heindrich Keller e iluminado en sus primeras páginas, por Kaspar Härtli, de Lindau, al norte del lago Constanza.

Las ilustraciones muestran, en algunas páginas, numerosas imágenes de aves.

La página número 5 muestra numerosas especies, como jilgueros, grajas, chochines, petirrojos, camachuelos, lavanderas o piquituertos, aunque algunas no son fáciles de identificar. 
En el centro del pliego aparece una imagen de las más precisas, mostrando un ibis eremita joven, lo que muestra la familiaridad del artista con la especie.




Fuente:
Cod. Sang. 542, page 5, Stiftsbibliothek St. Gallen / Codices Electronici Sangallenses http://www.cesg.unifr.ch

viernes, 8 de junio de 2012

Los ibis y la gente

Normalmente, cuando tratamos de un animal en estado crítico de conservación, pensamos en una especie esquiva y difícil de observar. Sin embargo, en el caso del ibis eremita, nos encontramos con un ave que, en comparación con otras, apenas rehuye al ser humano. Tal vez esta familiaridad le haya costado cara a nuestra especie, aunque no haya sido así con otras de hábitos semejantes como la cigüeña.

Ilustración de Otto Kleinschmidt en el 
Naturgeschichte der Vögel Mitteleuropas 
de Johann Andreas NAUMANN, 1899 
en el que se representa a un par de ibis 
sobre una construcción de manpostería
Muchos autores explican cómo la especie solía anidar en torres y ruinas, pero también cómo sus pollos eran apreciados por su valor culinario. Ya hemos comentado que la abundancia de representaciones de inmaduros de ibis eremita se podría deber a su tenencia en cautividad para engorde y su posterior consumo.

De hecho, entre los primeros textos que hablan de esta especie, a partir de principios del siglo XVI existen varios decretos y normativas penalizando la captura de esta especie, lo que indica la importancia que debía tener por entonces su persecución.






Antigua colonia sobre la ciudad de Bireçik,
en los años 1950s
Nido de ibis eremita, vecino de otro de cigüeña
en Aït Benhaddou.
¿Porqué un destino tan diferente
para ambas especies?
Por el contrario, en la colonia turca de Bireçik, que a mediados del pasado siglo todavía contaba con unas 500 parejas, el ibis gozaba de una relación muy particular con las personas, debido al mito de Noé y a las creencias relacionadas con su migración (peregrinación a la Meca y regreso de la primavera). Fue el excesivo crecimiento de la población y la pérdida de dichas tradiciones el que contribuyó al deterioro de la población, aunque este era probablemente inevitable debido al uso de pesticidas.

No conocemos ninguna relación particular entre los ibis eremitas y los seres humanos en Marruecos, pero, a juzgar por la colonia que existía en Aït Benhaddou, la proximidad entre ambos no debía ser un problema. Sí lo fue, en cambio, el revoque de las torres de los ksour para una película rodada en los años 1970s.

En la actualidad, las dos únicas poblaciones que sobreviven siguen siendo bastante confiadas. Si bien en las colonias buscan el aislamiento y la inaccesibilidad, durante la busca de alimento no rehuyen en exceso la proximidad del hombre, lo que permite su observación relativamente fácil.

Sobre la torre de un hotel en Massa (foto Gianni Conca & Bruna Morandotti) 
Puede ser que la abundancia de insectos sea mayor en torno a zonas pobladas, debido al ganado o a los residuos domésticos, pero el mismo patrón puede verse tanto en Siria como en Etiopía.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...